No ha pasado una
semana de la asunción del Ingeniero Mauricio Macri como presidente de la
Nación, y ya quedó en claro el ánimo revanchista, vengativo, retrógrado,
antihistórico y antinacional de su gobierno. Ya la aviesa interpretación de una
judicatura adicta, clasista y parcial del artículo 93 de la Constitución,
violatoria del artículo 91, sobre la ceremonia de traspaso de insignias, dio
tono de golpe de Estado judicial al inicio de la presidencia de Macri. El
escándalo jurídico solo buscaba, como explicó la Dra. Michetti, nuestra
vicepresidenta, asegurar que la ceremonia se efectuase en la Casa Rosada para
dar una imagen de fortaleza ante los medios internacionales. Esto se debe a que
el gobierno Macri sabe perfectamente que solo en el extranjero puede contar con
aliados firmes, y que a medida que desarrolle su programa de entrega
tecnocrática de la Argentina al capital extranjero y de recolonización
industrial del país perderá incluso el apoyo de la enorme mayoría de quienes lo
votaron el 22 de noviembre. Un país dividido en dos, con un gobierno que sabe
que se irá debilitando con cada medida que tome, representa una situación de
inmensa violencia potencial. Ya se han visto episodios de ese tipo en Mar
del Plata, donde bandas expresamente neonazis que apoyaron al intendente
macrista agredieron brutalmente a un joven homosexual. Lo mismo puede decirse
del violento desalojo de un centro cultural en el feudo macrista (cosas de
"famiglia") de Vicente López. Las expresiones no terminan allí. Los
ataques cibernéticos, la violencia verbal, la intolerancia y la inquietud que
azotan hoy día el trato entre argentinos derivado de este no reconocimiento de
que el país entero quiere la paz, pero no la paz de una de las mitades sino una
paz que implique el reconocimiento de las dos, no dejará de crecer. ATE
denunció persecución ideológica en el ministerio de Seguridad, un ataque
cibernético que nadie controló desactivó por días enteros la web de Página 12,
un obvio y lúcido opositor a la política económica del macrismo. Una docena de
lo que se anuncia como una catarata de decretos de necesidad y urgencia, que se
extralimitan en su objetivo declarado de reorganizar el sistema de ministerios,
ya mostraron el desinterés del presidente Macri por las formas institucionales
que tanto cacareaba defender en la campaña. El flamante ministro de
Comunicaciones, el Dr. Aguad (conocido como el "milico" por su íntima
amistad con el Gral. Menéndez, amo y señor de Córdoba bajo el régimen de facto
inaugurado en 1976), declaró sin ambages que el Congreso no debía prevalecer
sobre el Ejecutivo. Francamente, esa declaración nos coloca al borde mismo del
abismo hacia la dictadura. Podríamos
agregar docenas de hechos igualmente graves, como la inflación desatada antes
aún de gobernar por el agente de la Banca Morgan Prat Gay, ahora ministro de
economía, o las recientes amenazas de despido a los trabajadores de Techint que
no acepten una reducción salarial (en contexto inflacionario) del 10%.
Podríamos agregar múltiples ejemplos más, pero no tenemos lugar en este
texto. La barbarie se ha desatado en el país al amparo de la complicidad
de la judicatura, y ya está claro que ni la "pobreza cero" ni la
"unidad" ni la "alegría" serán el objetivo real de Macri y
sus ministros. Estamos ante una restauración oligárquica en toda la línea.
Restauración que pretenderá aplastar a quienes se opongan a la entrega del
país, atados de pies y manos, al gran capital imperialista y sus socios
locales, los grandes capitales del complejo agroexportador. Patria y Pueblo
convoca a todas las fuerzas del campo nacional, azoradas y dispersas ante este
sombrío espectáculo que se despliega ante nuestra mirada, a movilizarse
políticamente para impedir la abrogación de la existencia misma de la mitad del
país por parte de una ínfima minoría que supo aprovechar bien los errores del
gobierno saliente para encaramarse en un poder que, en el fondo, saben que no
merecen ni podrán sostener sin violencia. Como primer paso proponemos a las
autoridades del Frente para la Victoria exigir la inmediata convocatoria a
sesiones extraordinarias del Congreso, para que este intento dictatorial quede
forzado a mostrarse sin caretas y el pueblo argentino, haya votado por quien
haya votado, sepa bien a qué atenerse respecto al macrismo. Posteriormente,
deberán dar su palabra los representantes de los trabajadores. No es momento de
"esperar a las paritarias", sino de contraponer el peso de la clase
trabajadora al de la camándula oligárquica que pretende anular cien años de
historia argentina a partir de una mínima diferencia coyuntural en una elección
presidencial. Será el caso de estar a la altura de las circunstancias que la
hora exige, o de esperar a que el pueblo haga tronar su escarmiento sobre
propios y ajenos.
Partido Patria y
Pueblo para el Ateneo Arturo Jauretche
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