Entrevista a José Garriga Zucal, coompilador del libro
"Violencia en el fútbol. Investigaciones sociales y fracasos
políticos" (Editorial Godot), y autor del artículo "Cartografías de
la(s) violencia(s)". "Hay que trabajar con todos los actores del
mundo del fútbol para prevenir formas de violencia que no son de la barra,
espectadores y policías que cometen actos de violencia que quedan
invisivilizados", describió.
Por Juan Ciucci
APU: ¿Cómo surge la idea del libro?
José Garriga Zucal: Durante el año 2012
habíamos intentando - los investigadores que forman parte del libro y otros
colegas- a través de un documento sugerir políticas de prevención de la
violencia y fracasamos al no lograr interpelar a ninguno de los encargados de
la gestión en estos temas. Mandamos el documento a todos los medios de
comunicación y algunos se hicieron eco pero en general nos ignoraron; o peor
nos malinterpretaron. Mandamos el documento a algunos diputados y a los
organismos de seguridad, sin lograr que nos escuchen. Ante ese fracaso
empezamos a pensar un libro que de cuenta de lo que sabemos sobre el tema y de
algunas posibilidades de intervención.
APU: ¿Por qué habla de "violencia(s)" en el fútbol?
¿Cómo puede definírsela?
JGZ: Se habla de violencias porque son
muchas y variadas las formas de la violencia en el fútbol. Comúnmente se reduce
toda la violencia a las prácticas de las llamadas "Barras Bravas"
olvidando otras prácticas violentas. En esta operación las formas de violencia
de los hinchas que no son de las barras y las prácticas de las policías, por
ejemplo, se olvidan. Es necesario, entonces, entender y conocer todas las
prácticas, para poder así pensar políticas eficaces de prevención.
APU: ¿Por qué puede hablarse de "formas culturales" que
sustentan las violencias en el fútbol?
JGZ: Decimos que la violencia en el
fútbol es legitimada por actores que en muchas ocasiones la cuestionan o la
repudian. Los periodistas, los dirigentes, los futbolistas y los espectadores,
no siempre ni todos, pero muchas veces terminan validando formas de violencia
al confundir el folklore del fútbol con la violencia. Se piensa al fútbol como
una guerra y no como un juego, se canta que hay que matar a un rival, etc,
validando y creando la posibilidad de la violencia en el fútbol. Esas son las
formas culturales que sustentan la violencia; esos son los valores que se deben
cambiar para deslegitimar la violencia.
APU: En su texto hace mención a que las fallas de la gestión de la
seguridad son el resultado de enfoques erróneos. ¿Cuáles serían esos enfoques?
JGZ: Hay dos enfoques erróneos. Uno,
reducir la violencia a las barras bravas y no pensar políticas de prevención
integrales que trabajen con todos los actores del mundo del fútbol. Dos, pensar
como única política de intervención la judicialización de la violencia. Como se
cree que los únicos violentos son los barras y que con estos no se puede
intervenir en la prevención - ya que sus prácticas o son sinónimo de locura o
muestra de la búsqueda de intereses materiales - no se hace nada más que
reprimir cuando la violencia se desata pero nunca intervenir para que esta no
acontezca. Hay que trabajar en la prevención con las barras para deconstruir
los valores positivos de la violencia, para cambiar las formas que recubren la
violencia y hay que modificar los lazos espurios que vinculan a dirigentes
políticos y de las instituciones con las barras.
APU: ¿Cómo podemos pensar a futuro una política de prevención de
las violencias en el fútbol?
JGZ: Repito. Hay que trabajar con todos
los actores del mundo del fútbol para prevenir formas de violencia que no son
de la barra, espectadores y policías que cometen actos de violencia que quedan
invisivilizados. Hay que trabajar, también en deslegitimar la violencia en el
fútbol; trabajar con espectadores, periodistas y jugadores para mutar la validez
para con la violencia. Hay que formar agrupaciones de espectadores donde la
violencia no tenga cabida y compitan con las barras para generar espacios de
pertenencia que no estén determinados por la violencia. Hay que empezar a
pensar en la prevención, un camino largo pero no imposible.
Fuente: Agencia Paco Urondo para el Ateneo
Arturo Jauretche.
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