“Presentí que la lucha, el agudo
enfrentamiento contra el opresor y sus victimas no podía cesar, si no se imponían
definitivamente los oprimidos, concluyendo con la explotación del hombre por el
hombre”
Eva Perón.
Solo conociendo en profundidad las condiciones
económicas, sociales, políticas y culturales en el que Evita desarrolla su
lucha pueden ser comprendidas en su totalidad su predica y su acción.
Eva Perón venia desde lo más profundo del
pueblo, abrumada de humillaciones e injurias, marcada por una triple
esclavitud: ser argentina en un país sometido por el capital extranjero, ser
mujer en un mundo machista, ser pobre en una sociedad manejada por minorías
económicamente poderosas.
Desde allí se levanto como un huracán
indetenible buscando, no el éxito, sino la dignidad. Inserta en el estallido
popular del 17 de Octubre de 1945, irrumpió en los salones, donde se reunían
los que solo hacían beneficencia sin romper las cadenas de la opresión, en las
reuniones de gala en el Teatro Colon y las embajadas, en los reductos de la
clase dominante, no para transar negociados, ni para aportar silencios cómplices,
sino para afirmar allí la presencia popular. Se jugo, asimismo, también en la
reivindicación de la mujer bregando para convertirla en ciudadana y asegurar
plenamente sus derechos, al mismo nivel de los hombres cristalizando así, la
larga lucha de otras mujeres que le antecedieron en esta patriada. Fue aun mas
allá y se torno en la receptora de todas las inquietudes, sufrimientos y
carencias del pueblo, constituyéndose en puente fundamental entre este y el
poder político.
Y allí asentó su principal tarea tornándose
peligrosa, agitadora, obrerista, subversiva, a los ojos de la reacción. En esa
tarea dio su vida, sin vacilación y sin descanso; ofreció su vida consumiéndose
envuelta en la bandera de la patria grande.
La venganza de los poderosos fue tremenda, pletorica
de odio y llego hasta el secuestro y profanación de su cadáver. Nunca le
perdonaron su rebeldía, su audacia frente a la injusticia y la indignidad, se
entrego entera a la causa de los desposeídos.
Tenemos lagrimas propias para recordar a
nuestros muertos queridos y también músculos propios para abrir un camino
nuevo, de superación y júbilo. Y el recuerdo de Eva Perón estará allí, entero,
pleno, en toda su dimensión de rebeldía y justicia, en esas jornadas que se
viven y las por venir.
Nelson Coronel para el Ateneo Arturo Jauretche
No hay comentarios:
Publicar un comentario