Por Enrique de la Calle
Se conoció la denuncia completa que presentó el difunto ex fiscal
Alberto Nisman contra la presidenta de la Nación, Cristina Fernández, el
Canciller Héctor Timerman, y los dirigentes sociales Luis D´Elía, Fernando
Esteche y Andrés Larroque (secretario General de La Cámpora y diputado
nacional).
Antes había circulado una versión reducida: la que ahora se
conoce es tan endeble como la anterior y en gran medida no es más que un
resumen de artículos periodísticos de medios opositores al Gobierno Nacional. A
lo que se agregan diálogos entre dirigentes sociales a los que se quiere
presentar como representantes de Cristina en una negociación con Irán. Fernando
Esteche, de Quebracho, se río de esa posibilidad: “Nadie inteligente puede creer que alguien como yo puede participar
en un acuerdo internacional”. Esteche acaba de salir de prisión.
¿Poco privilegio para alguien tan cercano a la presidenta, no?
La primera
sensación al leer el manuscrito – que fue rechazado por la jueza Servini de
Cubría por no tener “elementos probatorios” – es que Nisman estaba más
interesado en la “batalla cultural” contra el Ejecutivo Nacional que en otra
cosa. Sabía que el Grupo Clarín (y sus aliados, como La Nación, Perfil e
Infobae) le iba a dar trascendencia – sin repregunta - a cualquier cosa que
denunciara.
En ese
sentido, la invitación al Congreso Nacional, por parte de dirigentes de la
oposición, le jugó una mala pasada: ya no se trataba de enfrentar las
complacientes (para ser moderados) preguntas de periodistas como Edgardo
Alfano, Nelson Castro, Jorge Lanata o Marcelo Longobardi. En el Parlamento iba
a recibir los cuestionamientos de los legisladores kirchneristas, que iban a ir
con los “tapones de punta” para desenmascarar su insólita presentación, que
solo tiene asidero en un estudio de televisión.
Denuncia en el aire (puntos clave)
-
Nisman sostiene que todo el acuerdo se hizo para hacer caer las notificaciones
rojas, cosa que repite una y otra vez. Desde Interpol comunicaron todo lo contrario: que los
funcionarios argentinos insistieron para que no se cayeran más allá de la
aprobación del Memorándum.
-
El ahora ex fiscal cita una declaración “bajo juramento” del fallecido
periodista Pepe Eliaschev en la que jura haber visto un documento “escrito en
inglés” donde un Canciller iraní sostiene que “Argentina ya no está interesada
en resolver aquellos dos atentados”. Dice Eliaschev que ese texto circula por
varias embajadas. Podemos arriesgar que en por los menos dos, seguramente…
-
Menciona el rol protagónico de Allan Bogado, al que ubica como miembro de la
Secretaría de Inteligencia y describe como hombre de mucha confianza de
Cristina. La Nación llegó a hablar en
tapa de un “agente camporista”. Oscar Parrilli, titular de
la ex SIDE, aseguró que tanto Bogado como Héctor Yrimia (también citado como
agente) no “pertenecen ni han pertenecido” a la Secretaría. Pero hay más: hace
dos años la actual SI ya había rechazado ante la solicitud de otro Tribunal que
Bogado fuera un agente. ¿Pero a quién le importa, no?
-
Se citan conversaciones entre el agente iraní Khalil y los dirigentes sociales
Esteche y D´Elía. Se ha dicho: Esteche estuvo en prisión hasta hace semanas; en
noviembre de 2006 D´ Elía fue echado de la Secretaría de Hábitat justamente por
expresar públicamente sus simpatías (muy conocidas, por otra parte) con Irán.
Nadie puede creer que esos dos dirigentes puedan haber llevado adelante
relaciones internacionales en nombre de la Jefa de Estado.
- El
objetivo del acuerdo era incrementar el comercio con Irán (“petróleo por
granos”). El nada oficialista Carlos Burgueño describió en Ámbito Financiero
cómo fue el intercambio comercial con Irán durante los gobiernos kirchneristas. Pasó de 1400 millones en 2010 a 800
millones en 2014.
Fuente Agencia Paco Urondo, para el Ateneo. A
Jauretche
No hay comentarios:
Publicar un comentario